La Cuestión Arriana

marzo 3, 2007

Acacio de Cesarea, el «tuerto»

Filed under: Personajes — editor @ 6:15 pm

El sucesor de Eusebio en la sede de Cesarea fue su discípulo Acacio, que fue elegido el año 340 y murió el 366. San Jerónimo le describe de la siguiente manera:

Acacio, a quien por faltarle la vista de un ojo le pusieron el apodo de «el Tuerto,» obispo de la iglesia de Cesarea de Palestina, compuso diecisiete volúmenes Sobre el Eclesiastés y seis de Cuestiones misceláneas, además de otros muchos tratados sobre diversos temas. Tuvo tanta influencia en el reinado del emperador Constancio, que nombró a Félix como obispo de Roma en lugar de Liberio (De vir. ill. 98).

La última frase puede ser un tanto exagerada, pero queda el hecho de que Acacio jugó un papel importante en la política eclesiástica (Filostorgio, Hist. eccl. 5,1). Fue el principal representante de los homoianos, partido de compromiso que pretendía ser el centro de reunión de todos los moderados la enseña «semejante en todo.» Atanasio (De synodis 29), Epifanio (Haer. 73,25) y Sócrates (liist. eccl. 2,40) nos han conserrvado el símbolo que él propuso en el concilio de Seleucia del año 359. Filostorgio refiere (Hist. eccl. 4,12) que fue Acacio quien redactó las actas del sínodo homoiano de Constantinopla del 360. Pero de todos estos documentos alambicados no queda nada. Aunque, bajo Joviniano, firmó el símbolo de Nicea el año 363 en Antioquía, volvió al arrianismo bajo Valente y fue depuesto por esta razón por el sínodo homoiusiano de Lampsacus el año 365.

Las dos obras que menciona Jerónimo, Sobre el Eclesiastés y Cuestiones misceláneas, ya no existen, fuera de unos fragmentos. Jerónimo (Ep. 119,6) nos ha conservado un pasaje de la segunda; como trata de 1 Cor 15,51, se piensa que toda la obra trataría de cuestiones bíblicas. En algunas catenae exegéticas se han encontrado fragmentos de un comentario a los Romanos y al Octateuco. Sócrates (Hist. eccl. 2,4) atestigua que Acacio publicó, entre otros libros, una biografía de su maestro y predecesor Eusebio (εις τον βίον του διδασκάλου αυτού), que se ha perdido. Epifanio (Haer. 72,5-10) copia parte de un tratado polémico contra Marcelo de Ancira (cf. supra, p.207). De todas estas fuentes se deduce que Acacio se interesaba por la ciencia. Así se explica también que renovara la famosa biblioteca de Cesarea (Jerónimo, Ep. 34,1).

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